martes, 18 de junio de 2013

RENDICION DE CUENTAS...

Esto va a hacer cosquillas...

El Presidente le rinde cuentas al Congreso de la República...

El Congreso le rinde cuentas a la Asamblea Constituyente...

La Asamblea le rinde cuentas al Congreso...

No hay un ministro de estado que no tenga alguien a quien rendirle cuentas... Pregùntele a los que han sido removidos de sus puestos por no obedecer òrdenes de "arriba".

¿Y los pastores sin cobertura? ¿A quien le rinden cuentas?  En mis varios años en el ministerio pastoral he observado una infinidad de "siervos" que no tienen una autoridad a quien rendirle cuentas. Nadie sabe por donde andan ni que estàn predicando... Y eso es peligroso.  Peligroso porque Dios ha puesto autoridades sobre autoridades para que rindamos cuentas.

Pero se ha levantado una enseñanza espuria que dice que Jesùs es su cobertura para aquellos que no quieren relacionarse con otro pastor para que lo supervise.  Porque es cierto, todos necesitamos ser supervisados. La Biblia dice que sobre un grande hay otro grande... El asunto es: Si soy grande, no necesito a otro màs grande sobre mì... Soberbia pura. Ignorancia crasa. Peligro a la vista...

Lea lo que dice el hombre màs sabio de la historia, Salomòn: "El que vive aislado busca su propio deseo, contra todo consejo se encoleriza." Prov. 18:1. Entonces: ¿Por què Satanás hace y deshace con aquellos pastores que no tienen cobertura ministerial? Sencillo: No quieren ser enseñados por otro. No quieren rendirle cuentas sobre su ministerio, su matrimonio y sus actos a otro ministro. ¿Por què tanta pobreza financiera en ellos? No quiero juzgar... pero... ¿què dice su cobertura? ¿Quien lo supervisa? ¿Ante quien se sienta para ser enseñado en la Palabra?

El hijo pródigo nos da una buena enseñanza: Saliò de la cobertura de su Padre quien le daba lo mejor que tenìa. Alimento, ropa, vestido y seguridad... Un dìa decidiò abandonar esa cobertura y se fue a la calle. Quiso estar solo. Quiso vivir a su modo, sin tener a nadie a quien rendirle cuentas. Quiso predicar lo que se le antojara, quiso ministrar en cualquier lugar. No màs rendiciòn de cuentas a nadie... ¡Al fin libre de supervisores!

Pero le llegò el hambre. Le llegò la miseria y necesitò de otra cobertura... Y usted sabe el resultado: Se buscò una cobertura que no fuera tan exigente. Que no le pidiera santidad. Que no le escudriñara su matrimonio, su ministerio ni su mensaje... Y la cobertura que se buscò lo puso a cuidar cerdos... Le negò la comida. Le negò la ropa limpia y el agua para bañarse... Hasta que comprendiò lo que habìa dejado... Y volviò... Regresò a su antiguo pastor para que le volviera a dar ropa limpia, mensaje fresco, casa, techo y sobre todo amor... No me diga, entonces, pastor, que la cobertura no es necesaria. No me lo diga por favor... Para saber mandar hay que saber obedecer. Punto.

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